-Interpreta a Patricio en ‘Las Tontas no van al cielo’. Sincero y radical, el actor asegura que, ante un error, hay que ser valiente y admitirlo.
ESPAÑA,- Cuando le dieron la oportunidad de debutar como intérprete en María Isabel, en 1997, Valentino Lanús era incapaz de imaginar que ese sería el principio de una carrera meteórica. Once años después, el guapo mexicano cuenta en su haber con doce novelas, que lo han convertido en uno de los galanes más cotizados. Por fortuna, la fama no se le ha subido a la cabeza, sino todo lo contrario: es un hombre accesible y sincero.
¿Qué te gustó de Patricio a la hora de aceptar el papel?
-Para mí era un reto la desventaja que suponía conquistar a Candy, después de traicionarla. Debía despertar la ternura de los telespectadores y ha sido fascinante ver que ahora adoran al personaje.
De las escenas que has grabado, ¿cuál ha sido la más especial?
-El reencuentro entre Patricio y Candy ha sido una de las escenas más impactantes que he hecho en mi vida. Ver a los técnicos con un nudo en la garganta y a las maquilladoras llorando... imagínate.
Pero no fue fácil aceptar el papel...
-Cierto. Llevo tres años en Los Ángeles volcado en el cine, sobre todo en la producción. Pero me encantó la propuesta porque creo que es un concepto de telenovela diferente.
¿Existe alguna coincidencia entre la vida del personaje que interpretas y la tuya?
-Sí. Yo también he sido infiel. Y ese hecho cambió mi vida. Recuerdo que en esa época hice un viaje a Madrid y pasé todo el tiempo llorando. Sin embargo, fue allí donde también comprendí que debía responsabilizarme de mis acciones, fuesen las que fuesen, y decir la verdad a quien correspondiera.
¿Qué ha significado coincidir con Jacqueline Bracamontes después de mantener una relación sentimental de más de cuatro años?
-Bueno, precisamente una de las circunstancias por las que me resultó difícil aceptar el papel, aparte de mis proyectos, era reencontrarme con ella. Pero pensé: “¿Por qué no voy a poder participar en un proyecto tan importante con alguien con quien he compartido tantas cosas?”. Jacqueline y yo tuvimos una relación increíble, pero han pasado tres años y medio y los dos hemos cambiado. Ahora somos grandes amigos y nos respetamos.
¿Llegasteis a pensar en volver?
-No, para nada. Ella tiene una relación y yo terminé otra hace muy poquito porque era un momento en el que necesitaba estar solo. Soy una persona extremadamente entregada en mis relaciones, un enamorado consentidor a quien le gusta hacer todas las locuras del mundo por la mujer que ama. Pero ahora necesito tiempo para mí. Odio estar solo y mi estado ideal es estar enamorado, pero gracias a esta soledad estoy descubriendo cosas interesantes en mi vida.
¿De qué manera planificas el futuro en este aspecto?
-Bueno, algún día me encantaría encontrar una persona con quien formar una familia. Pero no tengo ninguna prisa. Ahora bien, si llega, me encargaré de hacerla la mujer más feliz del mundo.
¿Cómo tendría que ser ella?
-No sé. Hasta ahora han sido todas tan diferentes... Me apasiona que sean impredecibles. Esperar que una mujer responda de un modo y que, de pronto, te sorprenda con todo lo contrario hace que te plantees de qué forma funciona su mente. Pero he aprendido a aceptar a una persona como es y a no querer cambiarla. He comprobado que da resultado.
¿Con alguien en particular?
-Sí, con una actriz de Hollywood, totalmente opuesta al tipo de mujer que me gustaba. Ella era práctica y yo muy apasionado. Parecía que no podía cuajar, pero me enamoré. Con ella comprendí que no hay reglas. Por eso, ahora menos que nunca tengo un concepto de mujer ideal. Simplemente espero que la vida me sorprenda.
¿Regresarás a Estados Unidos cuando termines de grabar Las tontas no van al cielo?
-En principio, tengo esa intención, pero es complicado saber qué pasará después de este proyecto.
Autorretrato
Aficiones: “Tengo cuatro pasiones: la música, la fotografía (he hecho varias exposiciones), la astronomía y la actuación”.
Te gusta cómo huele... “La piel de una mujer”.
Pierdes el interés en una mujer cuando... “Deja de admirarme”.
Lo que más te gusta de tu cuerpo: “Mis manos, que son fuertes y varoniles”.
Y lo que menos: “Mi oreja; tuve un accidente de coche y se me quedó deshecha”.
¿Recuerdas tu primer beso? “Estaba en preescolar. Le hice un dibujo a una niña que me gustaba y le di un beso. La respuesta fue un bofetón”.
La mayor locura que has hecho por amor: “He hecho miles, como ir a cenar a París, a la Torre Eiffel, y regresar a México; o regalar quinientas docenas de flores”.
Te reencarnarías: “En el científico Albert Einstein”.
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