10.15.2009

Los narcos arrasan en audiencia, pero preocupan al Gobierno

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Drogas, traficantes, dinero fácil, asesinatos y mujeres de mala vida. Un cóctel explosivo que se ha convertido en el último gran fenómeno televisivo de la televisión mundial. No hay más que ver el éxito obtenido por 'El Duque' y 'Sin tetas no hay paraíso' en España.

Sin embargo, en países como Colombia, principal exportador de estas historias transformadas en telenovelas, la preocupación del Gobierno reside en el retrato crudo y fiel acerca de la situación de muchos países latinoaméricanos que se está exportando más allá de sus fronteras. Una imagen que en ocasiones, no resulta gratificante vender.

Así lo ha reflejado el diario Semana.com y se ha hecho eco Vertele, tras comprobar como en el país sudamericano la moda televisiva y los telespectadores han caído rendidos delante de la pequeña pantalla ante dos series que tratan la temática del narcotráfico: 'El Capo', emitida por la cadena RCN, y 'Las muñecas de la mafia', de Caracol.

Ambas han cubierto a la perfección el hueco de 'share' que en su día tuvieron tramas tan recordadas y tan distintas como 'Pasión de Gavilanes' o 'Betty la fea' con un 43,1% y 46,6% en la última semana, respectivamente. Desorbitadas cifras que aún son más sorprendentes si se tiene en cuenta que ambas ficciones se emiten el mismo día, a la misma hora y en distintos canales.

Todos estos datos no hacen más que reflejar como la tendencia hacia telenovelas que relatan asuntos que trascienden más allá de la ley han conseguido en los últimos dos años llenar la pantalla de personajes amados en el guión por los telespectadores de medio mundo, pero indeseables en la realidad de un país.

Formatos como 'Sin tetas...', 'El cartel de los sapos', 'La viuda de la mafia' y las dos novelas antes mencionadas, hacen preguntarse a la sociedad de todo el país qué tiene la dramática criminalidad colombiana para triunfar en televisión. A este respecto, Óscar Rincón, crítico televisivo, tiene su opinión: "Hoy día los medios están seguros de que lo narco es capaz de identificarnos, de que las telenovelas producen un goce. Eso quizás indicaría que estamos llegando a nuestras justas proporciones estéticas y éticas".

Por su parte, Andrés López, narcotraficante y escritor que ha servido de inspiración para los guiones de algunas de estas producciones, no ve problema en ello, "simplemente es una herramienta de entretenimiento". "Sin descuidar lo más importante, que es darle a la audiencia herramientas para que aprendan de las equivocaciones ajenas. No podemos echarle la culpa a la televisión de lo que somos, los gringos tienen series sobre narcotráfico y corrupción, y no por eso son narcotraficantes o corruptos", asegura López al diario.

Junto a esta voz, y al igual que muchos otros, el psiquiatra José Antonio Garciandía intenta que esta polémica en el mercado competitivo de las cadenas no se convierta en un debate moral, ya que esta lucha de audiencia entre RCN y Caracol es la que hace que los espectadores se identifiquen. No obstante, es algo intrínseco en Colombia desde los años 70, la influencia del narcotráfico y de la obtención de dinero fácil 'caiga quien caiga'.

"Las telenovelas no están legitimando nada, simplemente muestran algo que ya está informalmente legitimado en la cultura nacional", asegura Garciandía, a la vez que recuerda como "la televisión muestra con contundencia este fenómeno que flota en la cultura como una espada de Damocles, unos individuos que son protagonistas por su capacidad de rapiña, de eludir la responsabilidad de sus crímenes y por la habilidad para mostrar su comportamiento trasgresor como un fenómeno admirable que es tildado de inteligente, pero que no es sino habilidad para la astucia basada en el engaño, la traición y la mentira".

Y es que desde 'El Padrino', parece ser que hay una máxima que se repite en el mundo del cine, la televisión y los telespectadores: el mal siempre triunfa.

Fuente: El Mundo

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