Pocas cosas pueden ser más deprimentes que hablar de lo que pasó con las telenovelas mexicanas en 2010.
¿Por qué? Porque si bien es cierto que la violencia obligó a muchísimas personas a encerrarse a verlas, lo cual se tradujo en magníficos niveles de audiencia, ni usted ni yo podemos negar que casi nadie le echó ganas a la hora de escoger historias y producir.
En los últimos 12 meses predominaron los refritos y las importaciones, y no sólo eso, el mercado se volvió tan monopólico que hasta Televisa se dio el lujo de cancelar el horario de las 22:00 sin que nadie protestara, sin que nadie dijera nada.
Televisa lo acaparó todo, desde las estrellas de TV Azteca, Telemundo y Univisión hasta la transmisión de melodramas seriados de otros países como “Sin senos no hay paraíso”, “La viuda de Blanco” y “El clon”.
¡Pobre público! De enero a diciembre le cambiaron historias, le movieron horarios y le presentaron como actores de primera a personajes de otros ámbitos como Cuauhtémoc Blanco, y su fidelidad jamás cambió.
Habrá sido por el temor a salir a la calle, por la crisis económica, por la desesperación o por las ganas de creer, pero los televidentes mexicanos se entregaron con particular devoción a cualquier cosa que sonara medianamente telenovelera en el año que está por terminar.
Por lo mismo, y en perfecta concordancia con tendencias que se generaron en otros años, las telenovelas nacionales se convirtieron en espectáculos más completos, con música, con humor, en emisiones como “Hasta que el dinero nos separe”, “Zacatillo, un lugar en tu corazón” y “Llena de amor”.
¿Y qué me dice del fenómeno de los horarios? En 2010, a la gente le gustó ver telenovelas no sólo en las barras habituales sino en posiciones otrora insólitas como los horarios hiper-nocturnos del canal Galavisión.
Ver telenovelas en 2010 no fue lo mismo que verlas en 2009 o en 2008, ahora sí se sintió el peso de la Internet, de las miles de personas que prefirieron ver esta clase de programas a sus horas en portales especializados como TVolución y TVAzteca.com.
A esto súmele, por favor, el fenómeno de los canales diferidos como El Canal de las Estrellas -1 hora, el de los DVDs y el de las telenovelas y la televisión de paga.
En 2010, algunos de los mejores canales del cable y las antenas directas al hogar como Nickelodeon, Unicable y MTV, se convirtieron en canales telenoveleros con títulos como “Sueña conmigo”, “El capo” y “Niñas mal”.
Esto es más importante de lo que parece porque le dio una nueva dimensión a los melodramas seriados convirtiéndolos en artículos de paga, acercándolos a un nicho de mercado que no es el mismo que sintoniza los canales abiertos y multiplicando su impacto a nivel comercial y distribución.
Y mientras esto pasaba en el cable y las antenas directas al hogar, Cadenatres entró a las ligas mayores al convertirse, de la mano de Argos, en casa productora de telenovelas con “Las Aparicio”, una emisión de ruptura donde se abordaron temas tabú como la transexualidad y los matrimonios entre personas del mismo sexo.
A lo mejor “Las Aparicio” no tuvo los mismos niveles de audiencia que los cañonazos de XEW-TV como “Soy tu dueña” (lo cual es lógico considerando el alcance de su señal), pero significó un pequeño gran fenómeno en las redes sociales y hasta recibió premios en el extranjero.
¿Qué pasó con Azteca Novelas en 2010? Nada. A pesar de que se la pasó haciendo ruido con diferentes pretextos, fue como si se le hubiera olvidado hacer telenovelas, como si hubiera retrocedido en el tiempo y en el espacio.
La mayoría de sus producciones como “Quiéreme tonto”, “Vidas robadas” y “Entre el amor y el deseo” jamás pararon de cambiar de historia, de tema musical, de reparto y de todo lo que se pudiera en algo que a todas luces fue vergonzoso y patético.
Tan vergonzoso y tan patético como el cinismo con el que algunos productores se atrevieron a tomar clásicos como “La mentira” y “Crystal” para hacer mutaciones audiovisuales tipo “Cuando me enamoro se detiene el tiempo” y “Triunfo del amor”.
Ni “Teresa” se salvó de que le cambiaran la historia para darle vigencia en el contexto de 2010.
Afortunadamente siempre hay excepciones y en los últimos 12 meses usted y yo también pudimos disfrutar de producciones más maduras como “Para volver a amar” y “¿Dónde está Elisa?” que, por cierto, vimos casi al mismo tiempo en su versión original chilena y en la adaptación para el mercado hispano de Estados Unidos.
Y ni hablemos del intercambio de estrellas que se dio entre Televisa y TV Azteca de enero a diciembre porque entonces sí nos ponemos al llorar.
Está industria funciona porque su público es muy noble, pero está en crisis, en una grave crisis que se acentuó poderosamente en los últimos 12 meses y que no tiene para cuando acabar. ¿A poco no?
En los últimos 12 meses predominaron los | refritos y las importaciones
acueva@milenio.com
Fuente: Formula Espectacular
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